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LAS INSTITUCIONES DE EDUCACION SUPERIOR EN COLOMBIA
En los tiempos del Bicentenario se trae a discusión en los foros y eventos académicos varios temas, entre ellos el tema de la educación. En varios espacios se ha discutido y presentado investigaciones al respecto. Y por eso se recuerda el aporte de las comunidades religiosas a la educación como los Jesuitas, los Dominicos, entre otros. La Ilustración europea nos trajo la idea de una educación liberadora y crítica y este mensaje llegó a la universidad.
En ese contexto, en los últimos días se publican informes y escalafones de las mejores universidades del mundo. Entre las diez primeras no aparece una Colombiana, ni una de América Latina. Las mejores universidades en Colombia en el ranking mundial son la Javeriana y la Universidad Nacional. Los indicadores que dan posicionamiento son la investigación y la publicación de investigaciones que contribuyan al avance del conocimiento, así como la innovación en sus recursos tecnológicos y el aporte al bienestar social. También se ve reflejada la calidad de las instituciones en el perfil de sus egresados y en la posibilidad de emplearse después de terminar sus ciclos de estudio.
Si aplicamos estos parámetros a las instituciones de educación superior en Colombia, nos encontraremos con diversas orientaciones. En primer lugar, sabemos que Colombia, aunque ha avanzado en investigación, el camino por recorrer en esta materia es bastante largo. Los recursos para la investigación, el tiempo dedicado a la misma, la calidad de las maestrías y doctorados, la formación de investigadores son los aspectos que deben mejorarse para subir el nivel en este aspecto; sin olvidar el apoyo que debe dar el Estado.
En segundo lugar y como presupuesto de la investigación está el sentido del conocimiento en el mundo actual. Afirma Mario Díaz Villa, (200) que la revolución del conocimiento ha tenido una relevancia para el desarrollo del conocimiento científico, tecnológico y cultural de las sociedades modernas, al punto que éstas se denominan sociedades del conocimiento. En estas sociedades del conocimiento la educación y la información se han convertido en la materia prima de la nueva economía. La revolución del conocimiento en las últimas décadas del siglo XX se ha constituido en el mercado más importante al sufrir cambios profundos en su naturaleza, orientación y organización. Esto ha tenido consecuencias en la educación superior donde la creciente dislocación de los currículos, producto de la regionalización del conocimiento, plantea la necesidad de crear nuevas competencias cognitivas, comunicativas, sociales y tecnológicas. En este sentido, para la educación superior resulta un reto no sólo dar una nueva dimensión flexible a los currículos, sino fortalecer el debate en torno a la pertinencia de la educación superior.
En tercer lugar, sin agotar la discusión, hay que revisar la calidad y pertinencia de los programas que ofrecen hoy las instituciones de educación superior y los procesos de acreditación y certificación para sacar del mercado a entidades de bajo perfil y calidad educativa.
Contamos con menos de lo que necesitamos para salir del estado de estancamiento social y económico y en eso nos tiene que ayudar la educación.
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